Antes del fin del primer siglo, el apóstol Juan escribió que "muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Juan 4: 1), y un poco después que "muchos engañadores han salido por el mundo" (2 Juan 7). Esto, afirmó, es el "espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo" (1 Juan 4: 3).
Estas predicciones advertían de la presencia de fuerzas siniestras que ya obraban en la iglesia, fuerzas que presagiaban herejía, cisma y apostasía de proporciones mayores. Pretendiendo poseer privilegios y autoridad que pertenecen sólo a Dios, y sin embargo obrando mediante principios y métodos opuestos a Dios, este instrumento finalmente engañaría a la mayoría de los cristianos para que aceptasen su liderazgo, y así se aseguraría el dominio de la iglesia (Hech. 20: 29-30; 2 Tes. 2: 3-12).
Durante los tiempos apostólicos cada congregación local elegía sus dirigentes y se manejaba por sí misma. Sin embargo, la iglesia universal era "un cuerpo" en virtud de la operación invisible del Espíritu Santo y la dirección de los apóstoles que unían a los creyentes por doquiera en "un Señor, una fe, un bautismo" (Efe. 4: 3-6). Los dirigentes de las iglesias locales debían de ser hombres "llenos del Espíritu Santo" (Hech. 6: 3), elegidos, capacitados y guiados por el Espíritu Santo (Hech. 13: 2), y nombrados (Hech. 6:5) y ordenados por la iglesia (Hech. 13: 3).
Cuando la iglesia dejó su "primer amor" (Apoc. 2: 4), perdió su pureza de doctrina, sus elevadas normas de conducta personal y el invisible vínculo provisto por el Espíritu Santo. En el culto, el formalismo desplazó a la sencillez. La popularidad y el poder personal llegaron a determinar más y más la elección de los dirigentes, quienes primero asumieron mayor autoridad dentro de la iglesia local y después intentaron extender su autoridad sobre las iglesias vecinas.
La administración de la iglesia local bajo la dirección del Espíritu Santo finalmente dio paso al autoritarismo eclesiástico en poder de un solo magistrado, el obispo, a quien cada miembro de iglesia estaba personalmente sujeto, y únicamente por cuyo intermedio el creyente tenía acceso a la salvación. Desde entonces los dirigentes sólo pensaron en gobernar la iglesia en vez de servirla, y el "mayor" ya no era aquel que se consideraba "siervo de todos". De ese modo, gradualmente se formó el concepto de una jerarquía sacerdotal que se interpuso entre el cristiano como individuo y su Señor.
Según escritos que se atribuyen a Ignacio de Antioquía -que murió alrededor del año 117-, la presencia del obispo era esencial para la celebración de ritos religiosos y para la conducción de los asuntos de la iglesia. Ireneo, que murió por el año 200, catalogaba a los obispos de las diferentes iglesias según la edad y la importancia de las iglesias que presidían. Daba especial honor a las iglesias fundadas por los apóstoles, y sostenía que todas las otras iglesias debían estar de acuerdo con la iglesia de Roma en asuntos de fe y doctrina. Tertuliano (m. 225) enseñaba la supremacía del obispo sobre los presbíteros: ancianos elegidos localmente.
Cipriano (m. hacia el año 258) es considerado como el fundador de la jerarquía católico-romana. Defendía la teoría de que sólo hay una iglesia verdadera y que fuera de ella no hay acceso a la salvación. Adelantó la idea de que Pedro había fundado la iglesia en Roma, y que por lo tanto el obispo de la iglesia de Roma debía ser ensalzado por encima de los otros obispos, y que sus opiniones y decisiones debían prevalecer siempre. Recalcó la importancia de la sucesión apostólica directa, afirmó que el sacerdocio del clero era literal y enseñó que ninguna iglesia podía celebrar ritos religiosos o atender sus asuntos sin la presencia y consentimiento del obispo.
Los principales factores que contribuyeron al prestigio y finalmente a la supremacía del obispo de Roma fueron:
(1) Como capital del imperio y metrópoli del mundo civilizado Roma era el lugar natural para la sede de una iglesia mundial.
(2) La iglesia de Roma era la única en el Occidente que pretendía tener su origen apostólico, un hecho que, en aquellos días, hacía parecer como natural el que el obispo de Roma tuviese prioridad sobre los otros obispos. Roma ocupaba una posición muy honorable aun antes de 100 d. C.
(3) El traslado de la capital política de Roma a Constantinopla realizado por Constantino (330) dejó al obispo de Roma relativamente libre de la tutela imperial, y desde ese tiempo el emperador casi siempre apoyó las pretensiones del obispo de Roma en contra de las de los otros obispos.
(4) En parte el emperador Justiniano apoyó vigorosamente al obispo de Roma e hizo progresar su causa mediante un edicto imperial que reconocía su supremacía sobre las iglesias tanto del Oriente como del Occidente. Este edicto no pudo hacerse completamente efectivo hasta después de que fue quebrantado el dominio ostrogodo sobre Roma en 538. (5) El éxito que tuvo la iglesia de Roma al resistir varios movimientos así llamados heréticos, especialmente el gnosticismo y el montanismo, le dio una gran reputación de ortodoxa, y las facciones que en alguna parte estaban en contienda, a menudo apelaban al obispo de Roma para que fuese el árbitro de sus diferencias.
(6) Las controversias teológicas que dividían y debilitaban la iglesia en el Oriente dejaron a la iglesia de Roma libre para que se dedicara a problemas más prácticos y para que aprovechara las oportunidades que surgían a fin de extender su autoridad.
(7) El prestigio político del papado fue acrecentado por los repetidos éxitos que tuvo al evitar o mitigar los ataques de los bárbaros contra Roma, y a menudo en ausencia de un dirigente civil, el papa cumplió en la ciudad las funciones esenciales del gobierno secular. (8) Las invasiones mahometanas Constituyeron un impedimento para la iglesia del Oriente, y así eliminaron al único rival de importancia que tenía Roma.
(9) Los invasores bárbaros del Occidente en su mayoría ya estaban nominalmente convertidos al cristianismo, y esas invasiones libraron al papa del dominio imperial.
(10) Gracias a la conversión de Clodoveo (496), rey de los francos, el papado dispuso de un fuerte ejército para defender sus intereses y tuvo una ayuda eficiente para convertir a otras tribus bárbaras.
Haciendo profesión de cristianismo, Constantino el Grande (m. 337) vinculó la iglesia con el Estado, subordinó la iglesia al Estado e hizo de la iglesia un instrumento de la política del Estado. Su reorganización del sistema administrativo del Imperio Romano llegó a ser el modelo de la administración eclesiástica de la iglesia romana y así de la jerarquía católico-romana. Más o menos en 343 el sínodo de Sárdica asignó al obispo de Roma jurisdicción sobre los obispos metropolitanos o arzobispos. El papa Inocencio 1 (m. 417) pretendía tener una jurisdicción suprema sobre todo el mundo cristiano, pero no pudo ejercer ese poder.
Agustín (m. 430), uno de los grandes padres de la iglesia y fundador de la teología medieval, sostenía que Roma siempre había tenido supremacía sobre las iglesias. Su obra clásica La ciudad de Dios hacía resaltar el ideal católico de una iglesia universal que rigiera a un Estado universal, y esto dio la base teórica del papado medieval.
León I (el Grande, m. en 461) fue el primer obispo de Roma que proclamó que Pedro había sido el primer papa, que aseguró la sucesión del papado a partir de Pedro, que pretendió que el primado había sido legado directamente por Jesucristo, y que tuvo éxito en la aplicación de estos principios eclesiásticos a la administración papal.
León I dio su forma final a la teoría del poder papal e hizo de ese poder una realidad. El fue quien consiguió un edicto del emperador que declaraba que las decisiones papales tenían fuerza de ley. Con el apoyo imperial se colocó por encima de los concilios de la iglesia asumiendo el derecho de definir doctrinas y de dictar decisiones. El éxito que tuvo al persuadir a Atila que no entrase en Roma (452) y su intento de detener a Genserico (455) aumentaron su prestigio y el del papado.
León el Grande fue indudablemente un dirigente secular a la vez que espiritual para su pueblo. Las pretensiones al poder temporal hechas por papas posteriores estaban basadas mayormente en la supuesta autoridad de documentos falsificados conocidos como "fraudes piadosos", tales como la así llamada Donación de Constantino.
La conversión de Clodoveo, caudillo de los francos, a la fe romana por el año 496, cuando la mayoría de los invasores bárbaros eran todavía arrianos, dio al papa un poderoso aliado político dispuesto a reñir las batallas de la iglesia. Durante más de doce siglos la espada de Francia, la "hija mayor" del papado, fue un instrumento eficaz para la conversión de hombres a la iglesia de Roma y para mantener la autoridad papal.
El pontificado del papa Gregorio I (el Grande, m. en 604), el primero de los prelados del medioevo de la iglesia, señala la transición de los tiempos antiguos a los medievales. Gregorio osadamente asumió el papel, aunque no el título, de emperador de Occidente. El fue quien puso las bases del poder papal durante la Edad Media y las posteriores pretensiones absolutistas del papado datan especialmente de su administración. Gregorio el Grande inició grandes actividades misioneras, las que extendieron mucho la influencia y la autoridad de Roma.
Cuando más de un siglo después, los lombardos amenazaban invadir Italia, el papa recurrió a Pepino, rey de los francos, para que lo socorriera. Cumpliendo con este pedido, Pepino derrotó completamente a los lombardos y, en 756, entregó al papa el territorio que les había tomado. Esa dádiva, comúnmente conocida como Donación de Pepino, señala el origen de los Estados Pontificios y el comienzo formal del gobierno temporal del papa.
Desde el siglo VII al XI, en términos generales, el poder papal mermó. El próximo gran papa, y uno de los más grandes de todos, fue Gregorio VII (m. 1085). Proclamó que la iglesia romana nunca había errado y nunca podría errar, que el papa es juez supremo, que no puede ser juzgado por nadie, que no se puede apelar de sus decisiones, que sólo él tiene derecho al homenaje de todos los príncipes y que sólo él puede deponer a reyes y emperadores.
Durante dos siglos hubo una constante lucha por la supremacía entre el papa y el emperador. A veces uno, y otras veces otro, lograron un éxito pasajero. El pontificado de Inocencio III (m. 1216) encontró al papado en el apogeo de su poder y durante el siglo siguiente estuvo en el cenit de su gloria. Pretendiendo ser el vicario de Cristo, Inocencio III ejerció todos los privilegios que Gregorio se había atribuido más de un siglo antes.
Un siglo después de Inocencio III, el papa medieval ideal, Bonifacio VIII (m. 1303) intentó sin éxito reinar como lo habían hecho sus ilustres predecesores. Fue el último papa que trató de ejercer autoridad universal en la forma como lo había hecho Gregorio VII y como lo había pretendido Inocencio III. La decadencia del poder del papado se hizo plenamente evidente durante el así llamado cautiverio babilónico (1309-1377), cuando los franceses trasladaron por fuerza la sede del papado de Roma a Avignon, en Francia.
Poco después del regreso a Roma, comenzó lo que se conoce como el gran cisma (1378-1417). Durante ese tiempo hubo por lo menos dos, y a veces tres papas rivales, cada uno amenazando y excomulgando a sus rivales y pretendiendo ser el verdadero papa. Como resultado, el papado sufrió una irreparable pérdida de prestigio a los ojos de los pueblos de Europa.
Mucho antes de los tiempos de la Reforma, dentro y fuera de la Iglesia Católica, se levantaron voces en contra de sus arrogantes pretensiones y de sus muchos abusos de poder, tanto seculares como espirituales. El resurgimiento cultural en la Europa occidental (Renacimiento), la era de los descubrimientos, el desarrollo de fuertes Estados nacionales, la invención de la imprenta y varios otros factores contribuyeron a la pérdida gradual del poder papal. Ya al aparecer Martín Lutero habían ocurrido muchas cosas que socavaron la autoridad de Roma.
Durante la Reforma -que comúnmente se considera que empezó en 1517 cuando Lutero colocó las noventa y cinco tesis-, el poder papal fue expulsado de grandes territorios del norte de Europa. Los esfuerzos del papado por combatir la Reforma se concretaron en la creación de la Inquisición, del Índice y en la organización de la orden de los jesuitas. Los jesuitas llegaron a ser el ejército intelectual y espiritual de la iglesia para la exterminación del protestantismo. Durante casi tres siglos la iglesia de Roma llevó a cabo una vigorosa lucha que gradualmente fue perdiendo en contra de las fuerzas que luchaban por la libertad civil y religiosa.
Finalmente, durante la Revolución Francesa, la Iglesia Católica fue proscrita de Francia: la primera nación de Europa que había patrocinado su causa, la nación que durante más de doce siglos había defendido las pretensiones papales y había reñido sus batallas, la nación donde los principios papales habían sido puestos a prueba más plenamente que en cualquier otro país y habían sido hallados faltos. En 1798 el gobierno francés ordenó al ejército que estaba en Italia bajo el comando de Berthier que tomara prisionero al papa. Aunque el papado continuó, su poder le había sido quitado, y nunca más ha esgrimido el mismo tipo de poder, ni en la medida en que lo hiciera en tiempos anteriores. En 1870 los Estados Pontificios pasaron a formar parte del reino unido de Italia, el poder temporal que el papado había ejercido durante más de 1.000 años se acabó, y el papa voluntariamente llegó a ser "el prisionero del Vaticano" hasta que su poder temporal fue restaurado en 1929. Ver com. cap. 7: 25.
Este breve esbozo del crecimiento del poder papal demuestra que éste fue un proceso gradual que abarcó muchos siglos. Lo mismo ocurrió con su declinación. Se puede decir que el primer proceso se desarrolló desde aproximadamente el año 100 hasta el 756; el segundo, desde más o menos 1303 hasta 1870. El papado estuvo en el apogeo de su poder desde el tiempo de Gregorio VII (1073-85) hasta el de Bonifacio VIII (1294-1303). Queda pues en claro que no se pueden dar fechas que señalen una transición precisa entre la insignificancia y la supremacía, o entre la supremacía y la relativa debilidad. De la misma manera, como ocurre en todos los procesos históricos, tanto el crecimiento como la caída del papado fueron procesos graduales.
Abramos nuestras biblias en el libro de Daniel 8:9-14:
Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa. 10Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó. 11Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. 12Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó. 13Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? 14Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado .
Esta cita se refiere al gran conflicto, o conflicto especial, entre Cristo y Satanás. Interesa, en particular, el contraste entre el plan de salvación de Dios y el sistema falsificado del cuerno pequeño.
Es importante, por lo tanto, una comprensión correcta de los textos, para obtener una perspectiva apropiada del mensaje del santuario y de los mensajes de los tres ángeles, el primero de los cuales proclama que "la hora de su juicio ha llegado" (Apoc. 14:7).
Información
El servicio del santuario del Antiguo Testamento .
Después de su liberación de Egipto, mientras los israelitas acampaban al pie del Monte Sinaí, Dios ordenó a Moisés que construyera un santuario para él (Éxo. 25:8,9) y que estableciera un ritual que sirviera como ilustración visible del plan de salvación
Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis. (Éxo. 25:8,9)
El santuario mismo, rodeado por un gran atrio, tenía dos departamentos, el lugar santo y el lugar santísimo, que corresponden a las dos fases del ministerio: el servicio diario y el servicio anual.
El servicio diario se realizaba en el atrio y en el lugar santo; el servicio anual en el lugar santísimo.
El servicio diario consistía de las ofrendas encendidas regulares de la mañana y de la tarde y de las ofrendas que los israelitas traían durante el día. Todas señalaban a Cristo, el Cordero de Dios (Juan 1:29).
La ofrenda más importante era la ofrenda por el pecado.
Leemos en Levítico 4:2, 13, 22, 27,
2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas; 13 Si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables; 22Cuando pecare un jefe, e hiciere por yerro algo contra alguno de todos los mandamientos de Jehová su Dios sobre cosas que no se han de hacer, y pecare; 27Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere;
Sin embargo, las ofrendas sólo podían ofrecerse por los actos o pecados de ignorancia. La gente podía cometer pecado y no darse cuenta.
Lev. 5:2-4
Asimismo la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia inmunda, o cadáver de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no lo supiere, será inmunda y habrá delinquido. 3O si tocare inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo echare de ver, si después llegare a saberlo, será culpable. 4O si alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera cosa que el hombre profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo entiende, será culpable por cualquiera de estas cosas.
Pero cuando lo descubrían debían llevar una ofrenda.
En casos de pecados conscientes o de presunción, en el libro de Hebreos llamados cometidos “voluntariamente”, el ofensor debía morir.
Eso es lo que dice Núm. 15:30,31:
Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo. 31Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella.
Deut. 22:22
Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.
Esto le ocurrió al hombre al que hallaron juntando leña durante el sábado.
Núm. 15:35,36
Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. 36Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a Moisés
No quería decir, sin embargo, que a una persona no se le podían perdonar tales pecados. Los pecados, por graves que fueran, podían ser perdonados, y lo eran, como ocurre ahora, mediante el arrepentimiento y la restitución, como ocurrió en el caso de adulterio y asesinato de David (Sal. 51:16, 17). En tales casos el perdón no se recibía a causa de un sacrificio que llevaba el ofensor, sino a causa de la cruz del Calvario.
Se habría rebajado la enormidad del pecado y la concepción que la humanidad tenía de la santidad de Dios si al hombre de Números 15 se le hubiera permitido llevar un buey o un cordero por la deliberada transgresión de uno de los diez mandamientos. Por lo tanto, "la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar el pecado" (Heb. 10:4).
Tales ofrendas no eran más que ilustraciones del verdadero sacrificio de Cristo.
Sólo la muerte de nuestro Señor en la cruz provee el remedio para quitar el pecado "una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el peca do" (Heb. 9:26).
La expresión "una vez para siempre" en conexión con el sacrificio de Cristo tiene profundo significado. "Cristo padeció una sola vez por los pecados" (1 Pedo 3:18); "Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos" (vers. 28); Y "ahora, en la consumación de los siglos" (vers. 26).
De este modo la doctrina católica de que Cristo es sacrificado por nuestros pecados en cada misa es antibíblica.
Las ofrendas transferían simbólicamente los pecados de Israel al santuario, contaminándolo así. Como resultado, se requería un servicio especial para purificar el santuario de los pecados que se habían acumulado a través del año.
Dios mandó que se hiciera una expiación por el santuario para purificarlo "de las inmundicias de los hijos de Israel" (Lev. 16:19).
El servicio especial tenía lugar el día de expiación. En ese día, una vez al año, los levitas llevaban dos machos cabríos al santuario y el sumo sacerdote echaba suertes sobre ellos, "una suerte para Jehová, y otra suerte para Azazel" (vers. 8).
El sacerdote sacrificaba el macho cabrío del Señor como una ofrenda por el pecado, y el sumo sacerdote llevaba la sangre al lugar santísimo y la asperjaba allí ante el propiciatorio.
El ritual hacía expiación por el santuario y lo purificaba de los pecados del pueblo. Cuando el sumo sacerdote terminaba de hacer la expiación del santuario, colocaba sus manos sobre el macho cabrío emisario y confesaba sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel y lo enviaba por medio de un hombre al desierto y allí lo soltaba (por eso se llamaba "emisario").
Es importante recordar que el macho cabrío emisario no debía ser sacrificado. Por lo tanto, no podemos considerarlo como una expiación por el pecado, pues sin derramamiento de sangre no hay remisión por el pecado (Heb. 9:22).
El macho cabrío emisario simbolizaba a Satanás quien, al final, debe cargar con la responsabilidad, no sólo por sus propios pecados, sino por la parte de responsabilidad que le toca por los pecados que ha hecho cometer a otros. "Mientras que el holocausto señalaba a Cristo como sacrificio, y el sumo sacerdote representaba a Cristo como mediador, el macho cabrío simbolizaba a Satanás, autor del pecado, sobre quien serán colocados finalmente los pecados de los verdaderamente arrepentidos. Cuando el sumo sacerdote, en virtud de la sangre del holocausto, quitaba los pecados del santuario, los ponía sobre la cabeza del macho cabrío para Azazel. Cuando Cristo, en virtud de su propia sangre, quite del santuario celestial los pecados de su pueblo al fin de su ministerio, los pondrá sobre Satanás, el cual, en la consumación del juicio debe cargar con la pena final".'
En los casos en que la contaminación del templo era el resultado de la profanación por parte de los enemigos de Dios o por la idolatría del pueblo, también era purificado, restaurado, y santificado. Por ejemplo, cuando Ezequías accedió al trono, una de las primeras acciones que emprendió fue la santificación y reconsagración del templo que su padre Acaz había profanado.
La Biblia explica lo siguiente en 2 Crón. 29:3-8:
En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó. 4E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental. 5Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia. 6Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas. 7Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel. 8Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos.
En el proceso los sacerdotes entraron al interior del templo "para purificarlo. Sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová" (vers. 16).
La palabra hebrea taher, que se usa aquí para referirse a la limpieza física del templo, es la misma que se usa en Levítico 16:30 para la purificación espiritual o ritual del pecado del templo.
Explicación
En un tema anterior vimos que el cuerno pequeño de Daniel 8, que identificamos como la Roma pagana y papal, persiguió al pueblo de Dios, usurpó el ministerio de intercesión de Cristo, y echó por tierra el fundamento del santuario de Cristo y de la verdad.
La conversación (Dan. 8:13, 14)
-Habiendo observado las actividades del cuerno pequeño, Daniel escucha a dos seres celestiales que hablan entre sí. Uno pregunta al otro: "¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y el dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado. (Dan. 8:13, 14)
Algunos han cometido el error de limitar la pregunta y su respuesta a las actividades del cuerno pequeño. Interpretan el período de los 2.300 días como si sólo se refiriera a la devastación causada por el cuerno pequeño. Pero la pregunta se aplica a toda la visión que comenzó en tiempos de los persas, simbolizada por el carnero en sus inicios (vers. 3).
Literalmente, la pregunta comienza con las palabras: "¿Hasta cuándo durará la visión?"
Aunque la pregunta hace una lista de las terribles actividades del cuerno pequeño, cosas que obviamente dejaron asombrado al profeta, "la pregunta no es sobre cuánto tiempo profanará el cuerno pequeño el santuario, sino sobre cuándo se cumplirá todo el contenido de la visión. La respuesta indica que el cumplimiento de toda la visión demorará 2.300 días/años. Al final de ese período la usurpación del cuerno pequeño de la obra sacerdotal del Mesías llegará a su fin con el día escatológico de la expiación".2
En el siguiente tema veremos por qué nosotros entendemos que 1844 es el fin de los 2.300 días/años y el comienzo del juicio previo al advenimiento.
La profecía de Daniel 8 se enfoca en el conflicto religioso entre el Príncipe del ejército y el cuerno pequeño. En este conflicto "han existido dos planes rivales del ministerio del santuario y la salvación, el original celestial y el sustituto terrenal. Han existido dos santuarios rivales y dos sacerdocios rivales. Han existido dos sumos sacerdotes rivales que oficiaron en estos planes. En algún punto de la historia de esta lucha debe llegar un momento para una decisión entre estos dos planes y sus resultados. Debe llegar un momento de juicio que decidirá entre ellos. Este juicio es lo que se presenta en el período de Daniel 8:14, los 2.300 días"!3
Al final de los 2.300 días una decisión final determinará cuál de estos dos planes ha sido el verdadero plan de salvación. Esto incluye un examen de la naturaleza de cada plan y sus efectos sobre sus respectivos recipientes.
El juicio investigador que precede al advenimiento descrito en Daniel 7:9-14 se localiza cronológicamente al final de los 2.300 días proféticos.
La investigación que precede al advenimiento examina los registros de la vida de los creyentes. En su conclusión se borran, o los pecados o los nombres, de los registros celestiales. Por medio de este juicio el universo establece el verdadero plan de salvación y condena el esquema del cuerno pequeño.
El conflicto espiritual entre los dos sistemas queda decidido y Dios es justificado delante del universo.
Rom. 3:4
De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras,
Y venzas cuando fueres juzgado.
En otras palabras, el juicio previo al advenimiento no sólo justifica a los santos, sino también a Dios, delante de los seres creados, incluyendo a Satanás y sus seguidores.
Como la tradición ha oscurecido la verdad acerca del ministerio de Cristo en el cielo, y el protestantismo sólo ha recuperado parte de ella; ni Guillermo Miller ni ningún erudito contemporáneo ha comprendido claramente a cuál santuario se refiere Daniel 8:14.
En los años que siguieron a 1844, sin embargo, los estudiosos de la Biblia se ocuparon especialmente de los libros de Éxodo y Levítico en conexión con el libro de Hebreos, y la distinción entre el ministerio "continuo" de Cristo en el templo celestial desde su ascensión y el ministerio "final" o "de clausura" que realiza inmediatamente antes de su segundo advenimiento, lo cual hizo posible que comenzaran a comprenderse.
"Desde entonces la doctrina del santuario ha sido vindicada, la verdad echada por tierra ha sido levantada, y para aquellos que tienen el privilegio de conocer estas cosas, Jesús, su Príncipe, ya no es sólo un sacrificio, sino también un misericordioso y fiel Sumo Sacerdote, y aún más, ha entrado a la fase final de su obra y pronto sus enemigos serán puestos debajo de sus pies".4
El día de expiación
La purificación del santuario celestial de los pecados de los fieles corresponde a la purificación del tabernáculo mosaico en el día de expiación (Lev. 16:30).
Es importante recordar que en el día de expiación los sacrificios matutino y vespertino continuaban.
Leemos en Núm. 28:3,4
Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha de un año, cada día, será el holocausto continuo. 4Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde
Del mismo modo que Cristo continúa su ministerio intercesor desde 1844.
Eso lo leemos en Heb. 7:25:
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
De otro modo ya no podría perdonar hoy los pecados de nadie.
Sin embargo, desde 1844, Cristo realiza, además de su ministerio de intercesión, un ministerio de purificación --el juicio previo al advenimiento.
El objetivo principal de este juicio previo al advenimiento o purificación del santuario celestial es borrar los pecados de los santos, pero esto no es todo. De acuerdo con el contexto de Daniel 8 no sólo los libros del cielo necesitan ser limpiados, sino Dios también debe arreglar el problema causado por los ataques del cuerno pequeño.
Eso lo vemos en Dan. 8:11, 12:
Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. 12Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó.
Aquello que fue simbólicamente echado por tierra, el sacrificio diario, la verdad, y el lugar de su santuario, será restaurado figuradamente al final de los 2.300 años.
¿Cómo ha logrado Dios esta restauración desde 1844?
Primero, revocando el juicio terrenal contra los santos en los atrios celestiales. Segundo, a través de la proclamación del mensaje del primer ángel acerca del ministerio sumo sacerdotal de Cristo en el cielo.
Apoc. 14:7
Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
De este modo, Daniel 8:14 nos enseña dos verdades vitales:
(a) que desde 1844 el santuario está siendo purificado de los registros de los pecados del pueblo de Dios que habían sido transferidos allí a medida que los fieles creyentes, a través de los siglos, ponían sus pecados sobre Jesús su divino portador del pecado, representante y sacerdote sustituto,
y (b) que desde 1844 el santuario ha sido restaurado a su lugar correcto a través de la proclamación del mensaje del primer ángel.
La purificación del santuario
Muchas Biblias modernas no usan la palabra "purificado" en Daniel 8: 14. Más bien, hablan de una restauración o reconsagración del santuario. Por ejemplo, la Revised Standard Version (RSV) traduce el pasaje así: "El santuario será restaurado a su legítimo estado".
La palabra hebrea nisdaq que se usa sólo aquí en todo el Antiguo Testamento, significa "ser justo o recto, estar correcto", y en su forma pasiva "ser hecho correcto, ser justificado". Por tanto, el significado de su raíz permite el uso de la idea "ser puesto correcto" o “restaurado".
"Aunque las traducciones modernas de nisdaq, que se basan en el significado de su raíz, sirven bien para darnos la idea de restauración de la verdad acerca del santuario, sin embargo, la antigua forma de traducirla, "será purificado" nos da una verdad más profunda. Esta versión antigua de la palabra tiene apoyo total, primero, por el hecho de que las traducciones griegas pre-cristianas de sadaq (que ocurren unas 500 veces en el texto masorético del Antiguo Testamento) revela que se comprendió que la palabra tiene un amplio rango de significados, de los cuales "será purificado" es uno. En armonía con esto, tanto la Septuaginta como Teodocio traducen nisdaq como katbartizo, "limpiar" en Daniel 8:14. (J. P. Justesen, AUSS, 11 {1964}, 53-61)".5
Los críticos nos han acusado a veces de basar la doctrina del santuario en una traducción errónea de Daniel 8: 14. Sin embargo, una sencilla comparación de varias versiones muestra que traducen nisdaq como "purificado".
LXX ~ "El santuario será purificado"
Teodosio "El santuario será purificado"
Reina Valera "El santuario será purificado"
KJV "El santuario será purificado"
NKJV "El santuario será purificado"
Jerusalén "El santuario será purificado"
Dios habla hoy "El santuario será purificado"
Nueva Biblia española "El santuario será purificado"
Nueva Versión Internacional "El santuario será purificado"
Reina Valera Revisada 1960 "El santuario será purificado"
La traducción de la Reina Valera revisada 1960 "el santuario será purificado" está lingüística, contextual e históricamente bien justificada.
El diagrama de arriba indicado muestra que la purificación del santuario en Daniel 8: 14 es el mismo evento llamado juicio preadvenimiento en Daniel 7.
En Daniel 7 la escena del juicio sigue a las actividades del cuerno pequeño durante el período de 1.260 años.
Daniel 8 muestra el santuario purificado al final de los 2.300 días proféticos después que el cuerno pequeño ha hecho la guerra a Cristo y su santuario. Y en Daniel 7 los santos son entregados en manos del cuerno pequeño durante tres tiempos y medio o 1.260 años, es decir, hasta 1798.
Siguiendo las actividades del cuerno pequeño, Daniel ve que un juicio tiene lugar en el cielo en el cual se pone fin al poder del cuerno pequeño.
De Daniel 8 (y 9) aprendemos que este juicio, que es equivalente a la purificación del santuario, comenzó en 1844.
Aplicación
La idea de ponerse de pie ante un juez asusta a mucha gente. Sin embargo, la Biblia contiene muchos textos que se refieren al juicio de Dios. Por ejemplo: "Por eso no se sostendrán los malos en el juicio"(Sal. 1:5);
"Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo" (2 Cor. 5:10);
Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto" (Ecl. 12:14);
"Pero yo les digo que en el día del juicio tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado" (Mat. 12:36).
¿Son estos textos buenas noticias para nosotros o son alarmantes?
¿Hay alguien que espere tranquilamente la hora de su juicio?
Pues, sí, el salmista esperaba ansiosamente el juicio. Lo anhelaba.
En Salmo 82:8 ora así: "Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, pues tuyas son todas las naciones".
Quizá cuando nos han hecho daño nos hemos visto tentados a orar, "levántate, oh, Dios, y juzga a esta gente impía". Pero David no sólo pedía que Dios juzgara a los impíos del mundo; muchas veces pidió: "júzgame, Señor, conforme a mi justicia" (Sal. 7:8; 26:1; 25:24; 43:1, NVI).
Parecía decir: "Apresúrate, Señor, júzgame".
¿Por qué? ¿No comprendía la gravedad de sus pecados (adulterio y asesinato)? Sí, David comprendía: "Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado" (Sal. 51:5. NVI).
Pero también se aferraba al mensaje de la justificación por la fe. Reconocía que, por pecaminoso que fuera, la sangre del Sustituto podía cubrir y limpiar sus pecados. Por tanto, podía exclamar gozoso: "Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados" (Sal. 32:1. NVI).
La Escritura sostiene consistentemente la seriedad del pecado y la certeza del juicio, pero también revela repetidamente que el Cordero de Dios, el Sustituto de los pecadores, ha sido aceptado en lugar de cada persona.
Rom. 3:23-28
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Cuando recibimos a Cristo, su justicia nos cubre, nos absuelve, nos perdona, y nos limpia, y por lo tanto no debemos temer el juicio.
Rom. 8:1
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
La importancia del juicio previo al advenimiento
En nuestro estudio de Daniel 7 y 8 hemos descubierto que :
(1) Los paralelos entre Daniel 7 y 8 indican el juicio en Daniel 7 y la purificación del santuario en Daniel 8 son uno y el mismo evento,
y (2) el tema del juicio en Daniel 7 son el cuerno pequeño (Dan. 7:8-11) y los santos (vers. 22).
¿Cuál es la importancia de la doctrina del juicio que precede al advenimiento?
Primero, su significado histórico yace en el hecho de que provee una comprensión del chasco de 1844. El reconocimiento de que Jesús comenzó en 1844 la segunda fase de su ministerio en el cielo explica por qué no vino a la tierra el 22 de octubre de 1844 (Apoc. 10:9, 10).
Segundo, es teológicamente vital en el sentido en que este juicio sirve como el examen final de la vida de aquellos que entrarán al reino.
"De vez en cuando algunos de estos santos han sido juzgados como culpables de varios crímenes por tribunales terrenales cuando en realidad estaban sirviendo fielmente a Dios y al hombre. En el juicio previo al advenimiento estas sentencias injustas de los tribunales terrenales serán abrogadas por los tribunales celestiales. De este modo Dios vindicará a sus santos".6
Finalmente, el juicio previo al advenimiento proclamará la justicia y la misericordia de Dios a través de todo el universo.
Apoc. 15:3-4
Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. 4¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
Y vindicará el carácter de Dios que ha estado en disputa con Satanás.
Rom. 3:4
De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado.
Comentario: Es muy posible que detrás de la creación de este tipo de sectas se encuentren agencias de inteligencia, con el objeto de desviar la atención del totalitarismo y abuso de las élites establecidas. Y por qué no tantear el terreno para ver si logran convencer a la sociedad a aceptar su comportamiento pedofílico y predatorio.
New Age: la filosofía esotérica creada por la CIA
Para más información sobre sectas consulte:
Las sectas satánicas proliferan en Italia y ya tienen más de 600.000 adeptos