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martes, 24 de mayo de 2016

Daniel 7 parte 2 - El reino de Satánas


Dios es el mejor maestro

Dios trabaja con la repetición. El sabe que el ser humano necesita que se le repitan las cosas para poder aprender y memorizarlas. Es por eso que repite la historia del mundo en diferentes profecías pero desde diferentes perspectivas, aumentando detalles. De esta manera nos ofrece un conocimiento progresivo. Dios enfoca diferentes ángulos y confirma los conceptos. De esta manera nuestra comprensión se profundiza y nuestra fe aumenta y la luz se incrementa a medida que estudiamos la Biblia.

En Daniel capítulo 2, Dios presenta la historia de este mundo mediante unaimagen de 4 metales, resaltando su historia pagana e idólatra.

En Daniel capítulo 7, Dios presenta la misma historia de este mundo mediante4 bestias salvajes, resaltando su historia bélica y violenta.

Las transiciones del cuarto reino

El cuarto y último metal (Roma) de la profecía de Daniel capítulo 2 sufre una transición, pues a las piernas de puro hierro se agrega un nuevo elemento con el cual es mezclado, en la fase final de los pies y los 10 dedos: el ”barro cocido de alfarero”. Dan. 2:40-43. De esta manera el hierro queda mezclado con el barro hasta el retorno de Jesucristo, representado por la piedra que desmenuza el hierro y el barro y los demás metales, poniendo fin a los reinos terrenales.

También la cuarta y última bestia (Roma) de la profecía de Daniel capítulo 7 sufre esta transición, pues a “la bestia terrible y espantosa” a la cual salen 10 cuernos en su fase final, le sale otro cuerno pequeño“entre ellos”. Dan. 7:7, 8, 19, 20, 24. Este cuerno pequeño equivale al elemento del “barro cocido de alfarero” de Daniel capítulo 2, con el cual es mezclado, en la fase final de los pies y dedos. Y de esta manera los 10 cuernos (en realidad los 7 restantes, pues 3 son arrancados) tienenen medio de ellos “el cuerno pequeño”, hasta el retorno de Jesucristo, después del juicio en el cual “la bestia terrible y espantosa” con todos sus cuernos (grandes y pequeño) es muerta y entregada al fuego, poniendo fin a este reino enemigo. Dan. 7:11, 26.

El juicio divino y el eterno reino de Dios

La mirada de Daniel es alzada al cielo y ve el inicio del juicio. Dios padre (el Anciano de días) se sienta como Juez y los libros son abiertos. Millones de ángeles están presentes en esa escena impresionante. Dan. 7:9, 10. Entonces la mirada de Daniel desciende nuevamente a una escena terrenal en la cual se le presenta el castigo final y definitivo que recibe “la bestia terrible y espantosa” con su cuerno pequeño, al ser destrozado y entregado al fuego. Dan. 7:11, 12. Nuevamente su mirada es elevada al cielo donde Daniel ve al hijo de hombre, quien viene con las nubes del cielo hasta Dios Padre (el Anciano de días) y recibe el divino reino eterno. Dan. 7:13, 14.

Ojo. ¡Esta no es la venida de Cristo a la tierra, sino la venida de Cristo ante su Padre para recibir el reino eternoantes de retornar a la tierra!

También San Juan recibió una visión de este mismo evento y la relató en el Apocalipsis con las siguientes palabras:

“Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.” Ap. 5:11.

De este viaje para recibir su reino, antes de retornar a la tierra nos habla el Señor Jesús en una parábola, diciendo: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.” Lucas 19:11, 12.

El Hijo del Hombre

¡Jesús aplica el título “El Hijo de Hombre” más de 40 veces a sí mismo! He aquí unos ejemplos:

“Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará.” Mat. 17:22, 23.

“Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?” Luc. 22:48.

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Luc. 19:10.

“Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” Mat. 26:64.

El amplio tema del juicio con todas sus implicaciones, libros y etapas estudiaremos con detalle en otro tema.

Daniel no se conforma con un conocimiento superficial

La reacción de Daniel, después de recibir toda la visión acerca de las 4 bestias, del juicio divino y del reino eterno de Dios, es la siguiente:

“Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas.” Dan. 7:15, 16.

¡Daniel desea saber más! Sin saberlo aplicó el principio presentado por el Señor al decir:
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Mat. 7:7.

¡Cuán gran ejemplo para nosotros! Igual que Daniel, nosotros no debemos conformarnos con lo que sabemos, sino profundizar e indagar más. Si Daniel no hubiese tenido interés y no hubiese preguntado, quizás ahí se hubiese terminado este impresionante capítulo 7. Pero gracias a Daniel y su profundo interés por saber y conocer las profecías, en ángel responde y nosotros tenemos las respuestas.

El ángel le responde resumiendo la visión del capítulo, diciendo: ”Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.” Dan. 7:17, 18.
Pero Daniel no se conforma y sigue preguntando, pero esta vez con mucha más precisión. Su interés especial radica concretamente en la cuarta bestia con sus 10 cuernos y su cuerno pequeño.

“Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros.” Dan. 7:19-20.

¿Por qué el interés de Daniel radica en conocer acerca de la cuarta bestia con todos sus cuernos? La razón es porque ¡Daniel ya entendía las primeras tres bestias! Sabía perfectamente que se trataba de Babilonia, Medo-Persia y Grecia. Daniel conocía a estos tres reinos por nombre. Recuerde que de Babilonia y Medo-Persia era incluso ciudadano. Vea Dan. 2:37-39; 5:28-31; 6:1-3; 8:20, 21.

Hay que notar que Daniel tampoco pregunta por el juicio, ni por el reino eterno de Dios, pues todo esto lo entendía. Lo único que le intrigaba de la visión que precisaba más información era acerca de aquella cuarta “bestia terrible y espantosa” con sus cuernos.

Lo primero que hace Dios después de la pregunta de Daniel es mostrarle que el cuerno pequeño de esta bestia romana“hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.” Dan. 7:21, 22.
Lo que Dios destaca aquí es el hecho que este cuerno pequeño persigue y destruye a Sus santos, pero que El intervendrá por ellos en el juicio y que éstos finalmente recibirán Su reino eterno.

Entonces el ángel sigue respondiendo y explicando la cuarta bestia con todas sus implicaciones aumentando algunos detalles notorios respecto a su “cuerno pequeño”, que en la fase final de la bestia romana juega el rol principal, pues la Palabra de Dios se limita finalmente a dar solamente detalles adicionales respecto a ella.

“Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.” Dan. 7:23-25.

Con razón el cuerno pequeño “parecía más grande que sus compañeros”.Dan. 7:20.

“Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.” Dan. 7:26, 27.

Acerca de este reino eterno de Dios el rey Nabucodonosor de Babilonia y el rey Darío de Medo-Persia habían dado sus testimonios universales movidos por la fe en esta realidad divina. Vea Dan. 4:1-3, 34; 6:25, 26.

Ya hemos estudiado con bastante detalle la cuarta bestia (Roma Imperial) y sus 10 cuernos (la subdivisión de su imperio por medio de la invasión de las 10 tribus bárbaras). Respecto alcuerno pequeño que creció en la bestia romana entre los 10 y que obtiene al final el lugar primordial entre ellos, ya hemos leído bastantes características. En otro tema nos dedicaremos a estudiar el cuerno pequeño con todas sus características en detalle.

El príncipe de este mundo

Recordemos que el diablo tiene desafortunadamente a este mundo terrenal en sus garras, pues “engaña al mundo entero”. Ap. 12:9. Es por eso que Jesús llama al diablo “el príncipe de este mundo”. Juan 12:31. El apóstol Pablo lo llama inclusive “el dios de este mundo”. 2 Cor. 4:4. El diablo, después de usurpar el trono terrenal, se siente dueño de este mundo, de sus reinos y de la gloria de ellos. Es por eso que mostró a Jesús en una visión satánica “todos los reinos del mundo y la gloria de ellos” tentando al Señor ofreciéndolos a él, diciendo “todo esto te daré, si postrado me adorares”. Mat. 4:8, 9.

Con razón los Imperios terrenales siguen casi siempre un mismo patrón. Primero se levantan mediante guerras violentas. Luego implementan la idolatría y muchas veces a adoración del sol. Entonces se vuelven soberbios y veneran a hombres y finalmente caen. Y luego la historia se repite. Vea Ap. 18:5, 18.

La relación del pueblo de Dios con los reinos temporales

Fueron 4 reinos que conquistaron a Israel uno tras otro. Primero Babilonia, luego Medo-Persia, entonces Grecia y finalmente Roma. Israel era como una pelota entre estos cuatro grandes Imperios consecutivos, pues tuvo que cambiar 4 veces seguidos de soberano terrenal. Recordemos que estos cuatro reinos fueron representados por Dios por un lado como potencias idólatras y por otro lado como reinos bélicos y violentos.
La relación del pueblo de Dios con Babilonia – Relativamente buena

Recordemos que Dios permitió la conquista de los hebreos por parte de los babilónicos por su infidelidad, rebeldía y desobediencia hacia Dios y sus mensajeros. Jerusalén fue destruida y con ella el maravilloso templo de Salomón. Los objetos sagrados del templo fueron saqueados y el pueblo llevado cautivo a Babilonia. 2 Cro. 36:11-19.

Daniel y sus tres amigos estudiaron en la “Universidad” de Babilonia y llegaron a cumplir funciones administrativas importantes. Daniel llegó a ser gobernador de la provincia de Babilonia e incluso consejero profético de dos reyes babilónicos (Nabucodonosor y Belsasar). Dan. 2:26, 48, 49; 3:30; 4:8; 5:12, 29.

El rey Nabucodonosor llegó a conocer y aceptar al verdadero Dios, Creador de los cielos y de la tierra, gracias la fe y el testimonio de Daniel y sus 3 amigos fieles. Dan. 2:47; 3:28; 4:1-3, 34, 37.

Babilonia no desarraigó a Judá y Jerusalén completamente. A algunos judíos se les permitió quedarse en Canaán, que llegó a ser una provincia de Babilonia. 2 Rey. 24:14; 25:12. Un gobernador babilónico fue puesto sobre ellos que les trató bastante bien. Vea 2 Rey. 25:22, 24.

La relación del pueblo de Dios con Medo-Persia – Buena

Recordemos que Daniel era un amigo personal del rey Darío de los medos y con bastante seguridad también del rey Ciro de los persas, pues “prosperó durante el reinado” de ambos. Dan. 6:28. Daniel llegó a ser inclusive el principal gobernador sobre el Imperio Medo-Persa bajo Darío. Dan. 6:1-3.

Bajo los Medo-Persas, los hebreos recibieron el permiso de retornar a sus tierras en Canaán y recuperar la independencia de su nación. Los reyes Medo-Persas Darío, Ciro y Artajerjes facilitaron el retorno a Canaán y la reconstrucción de Jerusalén y del templo. Les permitieron tener nuevamente una administración autónoma con regentes, jueces, leyes e impuestos propios, etc. Los libros bíblicos de Esdras y Nehemías cuentan esta historia detalladamente.

De todas maneras hubo dos complots asesinos durante este Imperio en contra del Pueblo de Dios. El primero era principalmente contra el hebreo Daniel, con el propósito de arrojarlo al foso de los leones para que sea devorado por ellos. Pero en realidad era contra todos los judíos, pues se les impuso mediante un decreto de muerte a todos de adorar al rey como si fuese un dios. Vea Daniel capítulo 6. El segundo complot se dirigía principalmente contra el hebreo Mardoqueo bajo el reinado de Asuero, rey posterior de Medo-Persia. Este complot se dirigía también contra todo el pueblo hebreo, para exterminarlos mediante un genocidio. Vea el libro bíblico de Ester. En ambas situaciones, los reyes Medo-Persas (Darío como también Asuero) fueron manipulados para apoyar estas leyes por maliciosos e influyentes funcionarios de alto rango. Los reyes deshicieron luego estos complots, protegieron a los hebreos y castigaron con la muerte a los autores de esto complots asesinos.

La relación del pueblo de Dios con Grecia – Muy buena

“Parece que los Judíos y los Griegos no tenían entre sí relaciones estrechas hasta que Alejandro el Grande invadió el Egipto, la Siria y el Oriente.”“Diccionario de la Santa Biblia” Editorial Caribe – W. W. Rand – Página 263.

La relación que tuvo el pueblo de Dios con Grecia es muy interesante. El gran conquistador Alejandro Magno tuvo simpatía y respeto por los judíos. El no peleó contra ellos ni destruyó su ciudad, mucho menos su santo templo. Al contrario, les ofreció garantías para que se establezcan en Alejandría, la ciudad nombrado por él. Alejandro Magno absorbió al pueblo hebreo pacíficamente en su imperio griego.

La historia nos cuenta que cuando Alejandro Magno se acercó con sus ejércitos a Jerusalén, todos los sacerdotes le esperaron con sus vestimentas ceremoniales y le mostraron los pasajes del libro de Daniel que hablaban acerca del griego que iba a conquistar a los medopersas. Dan. 8:3-7, 20-22.

El historiador judío Flavio Josefo lo describió así: “Cuando fue mostrado a Alejandro Magno el libro de Daniel, en el que Daniel declaraba que un griego destruiría el imperio persa, él supuso que él era la persona de la que se hablaba.”

Es probable que Alejandro Magno haya tenido interés por saber más acerca de las profecías de Daniel, y con seguridad los sacerdotes utilizaron la circunstancia providencial para mostrar a Alejandro Magno otros detalles proféticos para ganar su corazón para la verdad. Con seguridad le mostraron también los versículos siguientes, que presentaron el cuarto reino (la bestia terrible y espantosa) que vendría después de Grecia, y acerca de su cuerno pequeño que será quebrantado, “aunque no por mano humana”sino mediante “la roca” que representa el retorno del Señor y el comienzo del reino eterno de Dios. Quizás Alejandro Magno se sorprendió al conocer que aquel “reino terrible y espantoso” con su cuerno pequeño “se engrandecerá contra el príncipe de los ejércitos… y se levantará contra el Príncipe de los príncipes [el Mesías]” Dan. 8:9, 10, 23-25; 2:44, 45.

Y no solo eso. Probablemente los sacerdotes judíos le abrieron también el siguiente capítulo del libro de Daniel y le mostraron que ese reino quitará la vida al Mesías Príncipe y que después Jerusalén y el templo, que fueron destruidos por los babilónicos y reconstruidos durante el Imperio de los medopersas, serán destruidos nuevamente por aquel reino “terrible y espantoso” que vendrá después de Grecia. Dan. 9:25-27.
La relación del pueblo de Dios con Roma –Terrible y espantosa

“La toma de Jerusalén por Pompeyo, 63 A.C., y por Sosio, 36 A.C., puso a los Judíos bajo el dominio de Roma, y Judea pasó a formar parte de la provincia Romana de Siria, en el destierro de Arquelao, 6 A.C.” “Diccionario de la Santa Biblia” Editorial Caribe – W. W. Rand – Página 302.

Bajo el Imperio Romano los judíos estaban sometidos a un yugo difícil. Nuevamente eran una nación conquistada y subyugada a un reino pagano. Legionarios romanos patrullaban las calles, Herodes y Poncio Pilato gobernaban sobre ellos en el tiempo de Cristo y tuvieron que pagar tributos a César. Mat. 22:19-21.

Los cristianos que vivían durante aquella época y conocieron las profecías de Daniel, estaban totalmente conscientes de vivir en el cuarto y último reino predicho por el profeta.

Hipólito, que vivió entre 160 a 236 de nuestra era, y fue, se cree, discípulo de Ireneo, uno de los teólogos mayores de su época, dice en su exposición de Daniel 2 y Daniel 7:

“La cabeza de oro de la imagen y la leona denotaban a los babilonios; los hombros y los brazos de plata, y el oso representaban a los persas y los medos; y el vientre y los muslos de metal, y el leopardo significaban los griegos, que ejercieron la soberanía desde el tiempo de Alejandro; las piernas de hierro y la bestia espantosa y terrible, expresaban a los romanos, que conservan la soberanía actualmente; los dedos de los pies que eran en parte de arcilla y en parte de hierro, y los diez cuernos, eran emblemas de los reinos que todavía se han de levantar; el otro cuerno pequeño que crece entre ellos significaba el Anticristo en su medio; la piedra que hiere la tierra y trae jucio al mundo era Cristo.”Hipólito, “Tratado sobre Cristo y el Anticristo.” “Ante-Nicene Fathers,” tomo 5, pág. 210, pár. 28.
Jesús era un gran conocedor de las profecías de Daniel

El Señor Jesucristo da a entender la vital necesidad de leer, estudiar y entender las profecías del libro de Daniel. Mat. 24:15, 16; Marcos 13:14. Es por aquellos estudios proféticos que el Señor sabía que iba a ser matado y que después Jerusalén y el templo iban a ser destruidos nuevamente. Dan. 9:25-27.

¡Jesús sabía que sería matado! Es por eso que anunció en varias ocasiones su muerte, sin olvidar de mencionar también su resurrección. Mat. 16:21; 17:23.

¡Además sabía que después de su muerte Jerusalén sería destruido y con ella el templo!

Cuando los discípulos le mostraron los edificios del templo, Jesús dijo: “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.” Mat. 24:1, 2.

Pero Jesús les dio una señal de huída, con décadas de anticipación, diciendo: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santola abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.” Mat. 24:15, 16; Marcos 13:14.

El apóstol Lucas transmite las palabras de Cristo con más precisión, aclarando quien es aquel “abominable desolador” de Dan. 9:24-27 que destruirá a Jerusalén y el templo.

“Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella… Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.” Lucas 21:20, 21; 19:43, 44.

En el año 70 d.C. llegó el cumplimiento de la profecía. Jerusalén fue sitiada por los ejércitos del general romano Tito. ¡Su destrucción era terrible y espantosa! Murieron aproximadamente 1 millón de judíos de manera violenta y cruel. Muchos fueron crucificados al intentar huir de la ciudad. Otros fueron víctimas de las hambrunas y de terrible violencia con la cual Jerusalén fue tomada finalmente.

¡El templo fue destruido completamente!

“La ciudad y el templo fueron tomados por Tito, y totalmente destruidos, 70-71 d.C., y la nación judía dejó de existir en la tierra de sus padres.” “Diccionario de la Santa Biblia” Editorial Caribe – W. W. Rand – Página 321.

¡Pero ningún cristiano murió, pues 4 años antes se dio la señal de huída, mencionada por Jesucristo! En el año 66 d.C. Jerusalén fue sitiada por el general romano Cestio. Este se retiró repentinamente y sus tropas fueron vencidas en su retirada.
Roma el reino principal del diablo

Jesús desenmascara a aquel Imperio, que destruirá con sus ejércitos la santa ciudad, como “tus enemigos”. ¡Solamenteacerca de “la bestia terrible y espantosa” (Roma) dice Jesús que es el enemigo del pueblo de Dios! Lucas 19:43, 44.

Recuerde además que Herodes ya intentó asesinar al niño Jesús desde su mismo nacimiento. Mateo 2:13, 16. Tres décadas después, Cristo fue asesinado finalmente bajo los gobernantes romanos Herodes y Poncio Pilato. El diablo estaba finalmente detrás de estos crímenes.

Luego los discípulos y apóstoles, y los seguidores de Jesús en general fueron perseguidos por varios emperadores romanos durante siglos. Bajo los siguientes emperadores hubo persecuciones mayores o menores de los cristianos: Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Séptimio Severo, Maximiano, Decio, Valerio, Aureliano y Diocleciano.

Además en el Imperio Romano predominaban los vicios, la idolatría, la esclavitud, la violencia y la dureza. Los romanos se regocijaban con espectáculos macabros de gladiadores que se peleaban hasta la muerte y de cristianos devorados por bestias salvajes e incinerados como “espectáculo público” en las arenas, los coliseos, los estadios y los anfiteatros.

Solamente “la cuarta bestia” es llamada dragón. Pues el diablo se manifestó en ese imperio de sobremanera. Con razón esta cuarta bestia terrible y espantosa el “el enemigo” del pueblo de Dios representado por el dragón, símbolo mismo del diablo. 
Recuerde Ap. 12:1-9.

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