El diálogo ecuménico ha avanzado mucho en la base
ROMA, jueves 26 enero 2012 (ZENIT.org).- Este miércoles, en la basílica de San Pablo Extramuros, Benedicto XVI presidió la celebración de las segundas vísperas de la solemnidad de la Conversión de San Pablo Apóstol, como conclusión de la XLV Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Participaron en la celebración representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales cristianas presentes en Roma.
Comentando el lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año --"Todos seremos transformados por la victoria de Jesucristo, nuestro Señor"-- Benedicto XVI dijo, en la homilía de la celebración, que el significado de esta misteriosa transformación “se nos muestra de forma admirable en la historia personal de san Pablo”. “En la historia de este extraordinario evangelizador, es claro que tal transformación no es el resultado de una larga reflexión interior y menos el resultado de un esfuerzo personal. Es, ante todo, obra de la gracia de Dios que ha actuado conforme a sus inescrutables caminos”, afirmó.
El papa observó que, examinando cuidadosamente la historia de san Pablo, “se comprende cómo la transformación que ha experimentado en su vida no se limita al plano ético --como una conversión de la inmoralidad a la moralidad--, ni al nivel intelectual --como cambio del propio modo de entender la realidad--, sino más bien se trata de una renovación radical de su ser, similar en muchos aspectos a un renacimiento”. Una transformación fruto de “la participación en el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo”.
Comentando la segunda lectura de estas Vísperas, Benedicto XVI dijo que san Pablo describe en unas pocas líneas el gran día del juicio final recordando que entonces “el triunfo de Cristo será finalmente completo” y “la muerte será vencida definitivamente”.
Añadió que “el canto de victoria sobre la muerte se transforma en un canto de agradecimiento elevado al vencedor” e invitó a los presentes a “unir nuestras voces, nuestras mentes y corazones”, confiando “en en ser transformados y conformados a imagen de Cristo”.
“Esto es particularmente cierto –dijo el papa- en la oración por la unidad de los cristianos. De hecho, cuando imploramos el don de la unidad de los discípulos de Cristo, hacemos nuestro el deseo expresado por Jesucristo en la oración al Padre, la víspera de su pasión y muerte”.
Declaraciones del obispo ortodoxo rumano Siluan Span
ROMA, jueves 26 enero 2012 (ZENIT.org).- Monseñor Siluan Span, obispo ortodoxo rumano en Italia, en el marco de la celebración de Vísperas en la basílica de San Pablo Extramuros con Benedicto XVI, declaró que el ecumenismo ha progresado sobre todo a nivel de calle, entre personas de las diversas tradiciones cristianas.
El diálogo ecuménico en los últimos años hizo grandes pasos hacia adelante, particularmente a nivel horizontal. Después del comunismo, con la libertad y las emigraciones hacia los países europeos, la Iglesia católica ha demostrado una gran apertura y disponibilidad, y las familias italianas han confiado sus abuelos y hasta sus niños a las trabajadores del hogar de otras confesiones e incluso rezan juntos. Una apertura sin precedentes que superó desconfianzas que no se podía eliminar a través del diálogo teológico.
Lo indicó este miércoles a ZENIT, tras la solemne celebración de Vísperas con Benedicto XVI en la basílica de San Pablo Extramuros de Roma, su excelencia el obispo Siluan Span, del Patriarcado Ortodoxo Rumano, obispo de la diócesis ortodoxa rumana para Italia y miembro del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana.
¿En qué situación se encuentra el diálogo ecuménico entre católicos y ortodoxos?
--Su Exc. Siluan: Creo que a pesar de algunas voces que dicen que el diálogo ecuménico está en crisis, considero que en los últimos quince años los cristianos de la Europa oriental --hablamos de Rumanía, Bulgaria, Rusia, pero en particular de los países que están en la Unión Europea--, teniendo la posibilidad y disponibilidad de salir, tomaron contacto con la realidad en todos los países occidentales. Tenemos que decir que la Iglesia católica en Italia, España y otros países ha manifestado una apertura y una disponibilidad de ayuda que fue muy apreciada por las Iglesias de Oriente, por la Iglesia ortodoxa.
¿Qué tipo de relaciones se han creado?
--Su Exc. Siluan: Yo hablo por la Iglesia ortodoxa rumana y veo que se han desarrollado relaciones diversas de las existentes en el pasado. En el sentido de que la asistenta rumana encuentra a una familia italiana en su realidad. Es un ecumenismo de base que nunca fue así. La familia italiana le confía el cuidado no solamente de la abuela o el abuelo, sino también de los niños. Y cuando la persona anciana reza por la noche, pide a la cuidadora ortodoxa rumana que le lea la liturgia de las horas. Van juntos a la iglesia y veo que a mi me encomiendan los nombres para que recemos por las personas que cuidan.
¡Por lo tanto en la vida cotidiana!
--Su Exc. Siluan: Esta oración de unos por los otros, esta fe digamos doméstica, es un inicio de vecindad y de diálogo más profundo del de las comisiones de alto nivel. Y también la relación entre nuestros párrocos y los católicos que hospedan a la mayor parte de nuestras comunidades en Italia. Es un diálogo muy importante entre las diversas comunidades, porque por ejemplo en algunas iglesias la comunidad católica reza por la mañana y la ortodoxa a las 10 o a las 11.
Vemos la presencia de los italianos en el bautismo de los niños y en nuestras iglesias. Además hay tantos matrimonios mixtos, entre rumanos e italianas y viceversa. Por lo tanto un tipo de diálogo sin precedentes.
¿Qué fue determinante para este cambio?
--Su Exc. Siluan: Hay que decir que Rumanía durante el comunismo no pudo tener un diálogo de este tipo. Estaba un representante que salía una o dos veces por año y que no tenía la libertad de decir lo que quería. Y por lo tanto en estos quince o veinte años se crearon relaciones sin precedentes.
A nivel horizontal es claro. ¿Y entre los religiosos?
--Su Exc. Siluan: Aunque haya lugares y momentos en los cuales el diálogo está en crisis, indudablemente las relaciones maduraron. Veo los encuentros con los monjes católicos, sacerdotes y obispos que conocí hace veinte años atrás, en mi caso en Francia. Hoy nos encontramos como amigos de viejos tiempos.
No hay desconfianza cuando nos encontramos por la primera vez, no solamente entre hermanos sino también entre clérigos. Habíamos aprendido los unos de los otros solamente en libros y cuadernos, con una actitud más bien crítica.
De esa manera no era fácil insertarse, pero poco a poco comenzamos a conocer a las personas, a dialogar, a encontrarnos, a compartir lo que se podía.
Compartir es fundamental, los alimentos por ejemplo. Ayuda a superar la desconfianza que no se podía eliminar a través de las argumentaciones teológicas.
Cardenal Turkson pide gravar las transacciones financieras en Europa
Llamamiento ante la próxima cumbre de la UE
BRUSELAS, viernes 27 enero 2012 (ZENIT.org).- En víspera de la cumbre especial de la Unión Europea (UE) sobre la crisis de la eurozona, que se realizará el próximo 30 de enero, el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, apoya la adopción de una tasa a las transacciones financieras --Financial Transaction Tax (FTT)--, pidiendo a al sector financiero que cree riqueza para la sociedad en su conjunto.
El cardenal Turkson intervino en la Junta anual de directores de la reunión de la alianza internacional de agencias católicas de desarrollo CIDSE, que promueve desde hace tiempo la tasa FTT, según informa este organismo en una nota de prensa.
El cardenal Turkson dijo: "Una forma de hacer retornar a la economía y las finanzas dentro de los límites de su verdadera vocación, incluida su función social, sería a través de medidas fiscales sobre las transacciones financieras. Éstas se deben aplicar con precios justos, moduladas en proporción a la complejidad de las operaciones, especialmente las realizadas en el mercado 'secundario'”.
"Este tipo de FTT sería muy útil para promover el desarrollo global y la sostenibilidad, según los principios de justicia social y solidaridad. También podría contribuir a la creación de un fondo de reserva mundial para apoyar las economías de los países afectados por la crisis, así como en la recuperación de sus sistemas monetarios y financieros".
Monseñor John Arnold, obispo auxiliar de Westminster, presente en la reunión de CIDSE, también apoyó el impuesto, instando a los gobiernos escépticos como el Reino Unido a apoyar una tasa de este tipo, como parte de una vida económica que coloque a la dignidad humana en el centro.
El obispo Arnold dijo: "Los seres humanos son a la vez el origen y el fin de toda actividad económica, tenemos que reformar los mercados financieros para que puedan servir al bienestar humano y a la sociedad".
El funcionamiento de los mercados financieros ha demostrado ser crucial en la redistribución de la riqueza. Se han experimentado actividades especulativas para generar fluctuaciones económicas con un efecto desestabilizador en la economía. La inestabilidad económica, a su vez, aumenta la desigualdad, como demuestra ampliamente la situación actual de muchas sociedades europeas.
Una tasa sobre las operaciones financieras podría contribuir a reducir la especulación y a estabilizar los mercados financieros, así como aumentar con urgencia los ingresos que se requieren. El CIDSE insta a la cumbre de la UE a tomar medidas concretas para la adopción de esta tasa.
El presidente de CIDSE, Chris Bain, dijo: "La adopción de una FTT a nivel de la UE es lo correcto que debe hacerse. Tiene el potencial para recaudar fondos que financien proyectos de desarrollo y de cambio climático, y poner en marcha medidas para una mayor justicia y equidad. No hay que recuperar el crecimiento económico a toda costa: el modelo usual de negocio que protege los intereses de unos pocos. Los escépticos deben darse cuenta de que un impuesto sobre las transacciones financieras podría ser un avance hacia la estabilización de los sistemas financieros, y la lucha contra la pobreza en algunos de los países más vulnerables del mundo".
Comentario:
"Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición." (2 Tes. 2: 3).
Cuando la iglesia primitiva se corrompió al apartarse de la sencillez del Evangelio y al aceptar costumbres y ritos paganos, perdió el Espíritu y el poder de Dios; y para dominar las conciencias buscó el apoyo del poder civil. El resultado fue el papado, es decir, una iglesia que dominaba el poder del estado y se servía de él para promover sus propios fines y especialmente para extirpar la "herejía". . .
Siempre que la iglesia alcanzó el poder civil, lo empleó para castigar a los que no admitían todas sus doctrinas. Las iglesias protestantes que siguieron las huellas de Roma al aliarse con los poderes mundanos, manifestaron el mismo deseo de restringir la libertad de conciencia. Ejemplo de esto lo tenemos en la larga persecución de los disidentes por la Iglesia de Inglaterra. Durante los siglos XVI y XVII miles de ministros no conformistas fueron obligados a abandonar sus iglesias, y a muchos pastores y feligreses se les impusieron multas, encarcelamientos, torturas y el martirio.
Fue la apostasía lo que indujo a la iglesia primitiva a buscar la ayuda del gobierno civil esto preparó el camino para el desarrollo del papado, simbolizado por la bestia. San Pablo lo predijo al anunciar que vendría "la apostasía"la apostasía" y sería "revelado el hombre de pecado"revelado el hombre de pecado" (2 Tes. 2: 3, VM). De modo que la apostasía en la iglesia preparará el camino para la imagen de la bestia. (Nota: CS, 496, 497.*)
Satanás obrará con potencia y "con todo engaño de iniquidad"con todo engaño de iniquidad" (2 Tes. 2: 9, 10). Su obra queda claramente revelada por el aumento acelerado de las tinieblas, los múltiples errores, herejías y engaños de estos postreros días. No sólo está Satanás llevando cautivo al mundo, sino que sus seducciones están leudando a las iglesias que profesan ser de nuestro Señor Jesucristo. La gran apostasía se desarrollará en tinieblas tan densas como las de medianoche. Para el pueblo de Dios, será una noche de prueba, de llanto y de persecución por causa de la verdad. Pero de esa noche de tinieblas resplandecerá la luz de Dios.164 (Nota: PR, 529
La iglesia apóstata se unirá con los poderes de la tierra y del infierno para colocar sobre la frente o la mano la marca de la bestia e inducir a los hijos de Dios a adorar a la bestia y a su imagen. Procurarán obligarlos a renegar de su fidelidad a la ley de Dios y a rendir homenaje al papado. Entonces vendrán tiempos cuando las almas de los hombres serán probadas, pues la confederación de la apostasía exigirá que los fieles súbditos de Dios repudien la ley de Jehová y la verdad de su Palabra. Entonces el oro será separado de la escoria, y entonces se pondrá de manifiesto quiénes son piadosos, leales y sinceros y quiénes son desleales. . . ¡Qué cantidad de tamo será aventado entonces por el bieldo de Dios! Donde ahora nuestros ojos sólo alcanzan a ver fecundos trigales se verá la paja aventada por el bieldo de Dios. Todo aquel cuya vida no esté centrada en Cristo no podrá soportar la prueba de ese día. En tanto que los que están vestidos con la justicia de Cristo permanecen fíeles a la verdad y al deber, los que han confiado en su propia justicia se alistarán bajo el tétrico estandarte del príncipe de las tinieblas. Entonces se hará notorio si se ha elegido a Cristo o a Belial. Los que no han confiado en sí mismos, los que han estado en situaciones tan particulares que no osaron arrostrar afrentas y vituperios, al fin se pondrán abiertamente de parte de Cristo y de su ley. En cambio muchos que en apariencia eran árboles florecientes, pero sin fruto, se unirán a las multitudes para hacer el mal y recibirán la señal de la apostasía en su frente o en su mano.203 (Nota: RH, 8-11-1892
SE APROXIMA rápidamente el tiempo cuando el poder de las uniones laborales será muy opresivo. Una vez y otra el Señor ha instruido a los miembros de su pueblo a que saquen sus familias de las ciudades y las lleven al campo, donde puedan cultivar sus propias provisiones, porque en el futuro el problema de comprar y de vender será muy serio. Ahora deberíamos prestar atención a la instrucción que se nos ha dado vez tras vez: Salid de las ciudades e id a los distritos rurales, donde las casas no están apiñadas unas al lado de otras, y donde estaréis libres de la interferencia de los enemigos (Carta 5, 1904).
Los hombres se han unido para oponerse al Señor de los ejércitos. Estas confederaciones continuarán hasta que Cristo deje su lugar de intercesión ante el trono de la misericordia, y se coloque las vestimentas de la venganza. Los instrumentos satánicos están en cada ciudad, ocupados en organizar en partidos a aquellos que se oponen a la ley de Dios. Santos profesos e incrédulos declarados toman posiciones en esos partidos. Este no es el momento cuando el pueblo de Dios ha de manifestar debilidad. No podemos permitirnos estar desprevenidos ni por un momento (Testimonios, tomo 8, pág. 42; 1904). Las uniones laborales constituirán una de las agencias que traerán sobre esta tierra un tiempo de angustia como nunca ha habido desde que el mundo fue creado (Carta 200, 1903).
La obra del pueblo de Dios consiste en prepararse para los acontecimientos del futuro, los que pronto lo sobrecogerán con fuerza abrumadora. En el mundo se formarán monopolios gigantescos. Los hombres se vincularán en uniones que los envolverán en el redil del enemigo. Unos pocos hombres se unirán para apoderarse de todos los medios que puedan obtenerse en ciertas líneas de negocio. Se formarán gremios de obreros y los que rehúsen unirse a ellos serán hombres marcados (Carta 26, 1903).
Las uniones laborales y las confederaciones del mundo son una trampa. Hermanos, no participéis en ellas, y manteneos lejos de ellas. No tengáis nada que ver con ellas. A causa de estas uniones y confederaciones, muy pronto será muy difícil para nuestras instituciones llevar a cabo su obra en las ciudades. Mi advertencia es: Salid de las ciudades. No edifiquéis sanatorios en las ciudades. Educad a los integrantes de nuestro pueblo para que salgan de las ciudades y vayan al campo, donde pueden obtener porciones pequeñas de tierra y construir un hogar para ellos y sus hijos...
Estas uniones constituyen una de las señales de los últimos días. Los hombres están siendo unidos en atados listos para ser quemados. Puede ser que sean miembros de la iglesia, pero mientras pertenezcan a esas uniones, no pueden guardar los mandamientos de Dios, porque el pertenecer a esas uniones significa despreciar todo el Decálogo.
Los que pretenden ser hijos de Dios en ningún caso deberían unirse a las uniones laborales que están formadas o que se formarán. El Señor lo prohíbe. ¿No pueden ver aquellos que estudian las profecías lo que hay delante de nosotros? (Carta 201, 1902)
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