La pregunta circula desde que el pontífice colocó sus manos el domingo sobre la cabeza de un hombre joven tras celebrar misa en la Plaza de San Pedro.
CIUDAD DEL VATICANO — ¿El papa Francisco es un exorcista?
La pregunta circula desde que el pontífice colocó sus manos el domingo sobre la cabeza de un hombre joven tras celebrar misa en la Plaza de San Pedro. El joven respiró profundamente media docena de veces, sufrió una convulsión y luego se abatió sobre su silla de ruedas mientras el papa oraba frente a él.
El canal televisivo de la conferencia episcopal italiana dijo que había hablado con exorcistas, quienes coincidieron en que no hay duda de que el papa Francisco efectuó un exorcismo o una oración para liberar al hombre del poder del demonio.
El Vaticano fue más cauto hoy. En un comunicado, indicó que el pontífice “no pretendía efectuar ningún exorcismo. Pero como suele hacer con los enfermos o los que sufren, simplemente pretendió orar por alguien que estaba sufriendo y que le fue presentado”.
La especulación es azuzada por lo que parece ser una obsesión del papa con el tema del diablo, frecuente en sus homilías, y un aparente repunte en la demanda de exorcismos entre los fieles a pesar del trato irreverente que Hollywood suele dar a ese rito.
¿Cómo olvidar el vómito verde y la cabeza giratoria de la niña poseída en el clásico “El exorcista” de 1973?
En su primera homilía como papa el 14 de marzo, Francisco les advirtió a los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina al día siguiente de que fue elegido que “el que no le reza a Dios le reza al diablo”.
Desde entonces ha mencionado al demonio en varias ocasiones, la más reciente en una homilía el 4 de mayo durante su misa matutina en la capilla del hotel del Vaticano, en la que habló de la necesidad de diálogo… pero no con Satanás.
“Con el príncipe de este mundo uno no puede dialogar; ¡que esto quede bien claro!”, advirtió.
Los expertos dicen que el hecho de que el papa Francisco mencione con frecuencia al diablo es un reflejo tanto de su espiritualidad jesuita y sus raíces latinoamericanas como de una Iglesia católica debilitada por la secularización.
“La influencia y la presencia del diablo en el mundo parece fluctuar en una cantidad inversamente proporcional a la presencia de la fe cristiana”, dijo el padre Robert Gahl, teólogo de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma. “Así, uno esperaría un incremento en su actividad mal intencionada como consecuencia de la decristianización y secularización” en el mundo y un incremento de cosas tales como el consumo de drogas, la pornografía y la superstición.
En los últimos años, las universidades pontificias de Roma han sido sede de varios cursos para aspirantes a exorcistas en torno al rito, actualizado en 1998 y contenido en un pequeño libro rojo empastado en cuero. El rito es relativamente breve y consiste en bendiciones con agua bendita, oraciones y un interrogatorio al diablo en el que el exorcista exige saber el nombre del demonio y cuándo saldrá de la persona a la que posee.
Sólo un sacerdote autorizado por un obispo puede efectuar un exorcismo, y el derecho canónico especifica que el exorcista debe estar “dotado de piedad, conocimiento, prudencia e integridad”.
Aunque la Iglesia enseña que el diablo sí existe, la Santa Sede exhorta a la prudencia, en especial para asegurarse de que la persona afligida no esté simplemente postrada por una enfermedad psicológica.
El padre Giulio Maspero, quien está especializado en teología sistemática y vive en Roma, ha participado en más de una decena de exorcismos. Dice estar seguro de que la oración del papa Francisco el domingo fue un exorcismo hecho y derecho o cuando menos una oración para “liberar” al hombre joven de la posesión diabólica.
Hizo notar que la colocación de las manos del pontífice sobre la cabeza del hombre es la “posición típica” que usa un exorcista.
“Cuando se es testigo de algo así —para mí fue impactante— podía sentir el poder de la oración”, afirmó en una entrevista telefónica, refiriéndose a sus propias experiencias.
Maspero dijo que fue especialmente simbólico que el presunto exorcismo efectuado por el pontífice se haya efectuado en Pentecostés, una fiesta muy importante de la Iglesia en la que enseña que los apóstoles de Jesús recibieron el Espíritu Santo.
“El Espíritu Santo está relacionado con el exorcismo porque… es la manifestación de cómo Dios está presente entre nosotros y en nuestro mundo”, señaló.
Aunque el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, buscó atemperar las sugerencias de que lo que ocurrió fue un exorcismo en serio, tampoco lo negó. Sólo dijo que el papa Francisco no había “pretendido” realizar uno.
La prensa italiana hizo notar que el fallecido papa Juan Pablo II efectuó un exorcismo en 1982, cerca del mismo sitio donde Francisco oró el domingo frente al hombre joven en la silla de ruedas.
Comentario:
"Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz." (2 Corintios 11: 13, 14).
Sin la iluminación del Espíritu de Dios no estaremos en condiciones de discernir entre la verdad y el error. En consecuencia, caeremos en las trampas y los engaños maestros que Satanás armará para el mundo. Estamos cerca del fin de la controversia entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, y pronto los engaños del enemigo probarán nuestra fe. Satanás obrará milagros en presencia de la bestia, y engañará "a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia" (Apoc. 13: 14).
Pero, aunque el príncipe de este mundo cubra la tierra de oscuridad y tinieblas, el Señor manifestará a la gente su poder de conversión. Hay una obra que todavía debe hacerse, similar a que se realizó en ocasión derramamiento del Espíritu Santo en los días de los discípulos, cuando predicaron a Cristo y a Cristo crucificado. Muchos se convertirán en un solo día, porque el mensaje; avanzará con poder. Por esto puedo decir: "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo" (1 Tes. 1: 5). Es el Espíritu Santo el que conduce a los creyentes a Cristo, por cuanto él toma los asuntos de Dos y los muestra a los pecadores. Jesús dijo: "El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Juan 16: 14).- Review and Herald, 29 de noviembre de 1892