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martes, 9 de abril de 2013

Avances entre Evangélicos y Católicos hacia la unidad visible


¿Espera Iglesia Protestante alemana más Ecumenismo con Papa Francisco?


Berlín, 8 Abr (Notimex).- La Iglesia Protestante de Alemania espera que termine la era del hielo con la Iglesia Católica tras el encuentro que sostendrá hoy su presidente Nikolaus Shneider con el Papa Francisco en El Vaticano.
Para los protestantes alemanes es significativo que el pontífice raciba a su líder antes que a los obispos católicos alemanes, en una cita prevista desde que la era de Benedicto XVI.
Se espera que el diálogo ecuménico entre las dos religiones se revitalice, pues con el anterior pontífice no hubo avance entre ambas confesiones cristianas.
Schneider declaró este lunes a la emisora alemana ARD que el hecho de que Francisco se llame a sí mismo sólo “obispo de Roma” es estimulante y „simpático“, pues no acentúa la autoridad y la fuerza del pontificado.
Por el contrario, subraya „el servicio que como obispo de Roma se propone prestar a la Iglesia y la totalidad del ecumenismo“, precisó.
Con Benedicto XVI hubo tensiones pues los protestantes evaluaron algunas de sus decisiones como contrarias al diálogo entre las dos mayores iglesias cristianas.
Schneider añadió que „debemos asimilar que somos en primer término testigos de Cristo y del Evangelio y que así es como debemos hablarnos“.
Agregó que „debemos resaltar las semejanzas porque competir unos con otros por el mismo Dios resulta desconcertante“ y crea confusiones.
La Iglesia Protestante alemana considera asimismo que el Papa Francisco ha emitido ya, durante su corto papado, señales positivas en favor de más ecumenismo, pues se ha reunido con los representantes de las iglesias cristianas en el mundo.
Advierten también que el pontífice católico subrayó “mi firme voluntad de continuar con el diálogo ecuménico en la tradición de mis predecesores“.
Fuente: Ecumenismo

Comentario: 
¿Qué entidad le entrega su reino a esta potencia? El protestantismo, un poder que, mientras profesa tener el carácter y el espíritu de un cordero y estar aliado con el cielo, habla con la voz de un dragón. Está movido por una fuerza que procede de abajo. . . 

"Estos tienen un mismo propósito". Habrá un lazo universal de unión, una gran armonía, una confederación de fuerzas de Satanás. "Y entregarán su poder y su autoridad a la bestia". Así se manifiesta el mismo poder arbitrario y opresor contra la libertad religiosa, la libertad de adorar a Dios según los dictados de la conciencia, que manifestó el papado cuando en el pasado persiguió a los que se negaban a conformarse con los ritos y ceremonias religiosas del romanismo. 

En la lucha que se librará en los últimos días estarán unidos en oposición al pueblo de Dios todos los poderes corrompidos que se apartaron de la lealtad a la ley de Jehová. En esta lucha el sábado del cuarto mandamiento será el punto controvertido, porque en el mandamiento del sábado el gran Legislador se identifica como el Creador del cielo y de la tierra. (Nota: *BC7, 983.) 

Merced a los dos errores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo, Satanás prenderá a los hombres en sus redes. Mientras aquél forma la base del espiritismo, éste crea un lazo de simpatía con Roma. Los protestantes de los Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la conciencia. 186 (Nota: *CS, 645

Los protestantes consideran hoy al romanismo con más favor que años atrás. En los países donde no predomina y donde los partidarios del papa siguen una política de conciliación para ganar influjo, se nota una indiferencia creciente respecto a las doctrinas que separan a las iglesias reformadas de la jerarquía papal; entre los protestantes está ganando terreno la opinión de que, al fin y al cabo, en los puntos vitales las divergencias no son tan grandes como se suponía, y que unas pequeñas concesiones de su parte los pondrían en mejor inteligencia con Roma. Tiempo hubo en que los protestantes estimaban altamente la libertad de conciencia adquirida a costa de tantos sacrificios. Enseñaban a sus hijos a tener en aborrecimiento al papado y sostenían que tratar de congeniar con Roma equivaldría a traicionar la causa de Dios. Pero ¡cuán diferentes son los sentimientos expresados hoy! 

Los defensores del papado declaran que la iglesia ha sido calumniada, y el mundo protestante se inclina a creerlo. Muchos sostienen que es injusto juzgar a la iglesia de nuestros días por las abominaciones y los absurdos que la caracterizaron cuando dominaba en los siglos de ignorancia y de tinieblas. Tratan de excusar sus horribles crueldades como si fueran resultado de la barbarie de la época, y arguyen que las influencias de la civilización moderna han modificado los sentimientos de ella. 

¿Habrán olvidado estas personas las pretensiones de infalibilidad sostenidas durante ochocientos años por tan altanero poder? Lejos de abandonar este aserto lo ha afirmado en el 620 siglo XIX de un modo más positivo que nunca antes. Como Roma asegura que la iglesia "nunca erró; ni errará jamás, según las Escrituras" (Juan L. von Mosheim, Institutes of Ecclesiastical History, libro 3, siglo XI, parte 2, cap. 2, nota 17), ¿cómo podrá renunciar a los principios que amoldaron su conducta en las edades pasadas? 

La iglesia papal no abandonará nunca su pretensión a la infalibilidad. Todo lo que ha hecho al perseguir a los que rechazaban sus dogmas lo da por santo y bueno; ¿y quién asegura que no volvería a las andadas siempre que se le presentase la oportunidad? Deróguense las medidas restrictivas impuestas en la actualidad por los gobiernos civiles y déjesele a Roma que recupere su antiguo poder y se verán resucitar en el acto su tiranía y sus persecuciones. 

Un conocido autor dice, acerca de la actitud de la jerarquía papal hacia la libertad de conciencia y acerca de los peligros especiales que corren los Estados Unidos si tiene éxito la política de dicha jerarquía: 

"Son muchos los que atribuyen al fanatismo o a la puerilidad todo temor expresado acerca del catolicismo romano en los Estados Unidos. Los tales no ven en el carácter y actitud del romanismo nada que sea hostil a nuestras libres instituciones, y no ven tampoco nada inquietante en el incremento de aquél. Comparemos, pues, primero, algunos de los principios fundamentales de nuestro gobierno con los de la iglesia católica. 

"La Constitución de los Estados Unidos garantiza la libertad de conciencia. Nada hay más precioso ni de importancia tan fundamental. El papa Pío IX, en su encíclica del 15 de agosto de 1854, dice: ''Las doctrinas o extravagancias absurdas y erróneas en favor de la libertad de conciencia, son unos de los errores más pestilentes: una de las pestes que más se debe temer en un estado.'' El mismo papa, en su encíclica del 8 de diciembre de 1864, anatematizó ''a los que sostienen la libertad de conciencia y de cultos'' como también ''a cuantos aseveran que la iglesia no puede emplear la fuerza.'' 621 

"El tono pacífico que Roma emplea en los Estados Unidos no implica un cambio de sentimientos. Es tolerante cuando es impotente. El obispo O''Connor dice: ''La libertad religiosa se soporta tan sólo hasta que se pueda practicar lo opuesto sin peligro para el mundo católico.'' . . . El arzobispo de Saint Louis dijo un día: ''La herejía y la incredulidad son crímenes; y en los países cristianos como Italia y España, por ejemplo, donde todo el pueblo es católico y donde la religión católica es parte esencial de la ley del país, se las castiga como a los demás crímenes.''. . . 

"Todo cardenal, arzobispo y obispo de la iglesia católica, presta un juramento de obediencia al papa, en el cual se encuentran las siguientes palabras: "Me opondré a los herejes, cismáticos y rebeldes contra nuestro señor (el papa), o sus sucesores y los perseguiré con todo mi poder."- Josías Strong, Our Country, cap. 5, párrs. 2-4. 

Es verdad que hay verdaderos cristianos en la iglesia católica romana. En ella, millares de personas sirven a Dios según las mejores luces que tienen. Les es prohibido leer su Palabra,* debido a lo cual no pueden discernir la verdad. Nunca han visto el contraste que existe entre el culto o servicio vivo rendido con el corazón y una serie de meras formas y ceremonias. Dios mira con tierna misericordia a esas almas educadas en una fe engañosa e insuficiente. Hará penetrar rayos de luz a través de las tinieblas que las rodean. Les revelará la verdad tal cual es en Jesús y muchos se unirán aún a su pueblo. 

Pero el romanismo, como sistema, no está actualmente más en armonía con el Evangelio de Cristo que en cualquier otro período de su historia. Las iglesias protestantes se hallan sumidas en grandes tinieblas, pues de lo contrario discernirían las señales de los tiempos. La iglesia romana abarca mucho en sus planes y modos de operación. Emplea toda clase de estratagemas para extender su influencia y aumentar su poder, mientras se prepara para una lucha violenta y resuelta a fin de recuperar el gobierno del mundo, restablecer las persecuciones y 622 deshacer todo lo que el protestantismo ha hecho. El catolicismo está ganando terreno en todas direcciones. Véase el número creciente de sus iglesias y capillas en los países protestantes. Nótese en Norteamérica la popularidad de sus colegios y seminarios, tan patrocinados por los protestantes. Piénsese en la extensión del ritualismo en Inglaterra y en las frecuentes deserciones a las filas católicas. Estos hechos deberían inspirar ansiedad a todos los que aprecian los puros principios del Evangelio. 

Los protestantes se han entremetido con el papado y lo han patrocinado; han hecho transigencias y concesiones que sorprenden a los mismos papistas y les resultan incomprensibles. Los hombres cierran los ojos ante el verdadero carácter del romanismo, ante los peligros que hay que temer de su supremacía. Hay necesidad de despertar al pueblo para hacerle rechazar los avances de este enemigo peligrosísimo de la libertad civil y religiosa. 

Muchos protestantes suponen que la religión católica no es atractiva y que su culto es una serie de ceremonias áridas y sin significado. Pero están equivocados. Si bien el romanismo se basa en el engaño, no es una impostura grosera ni desprovista de arte. El culto de la iglesia romana es un ceremonial que impresiona profundamente. Lo brillante de sus ostentaciones y la solemnidad de sus ritos fascinan los sentidos del pueblo y acallan la voz de la razón y de la conciencia. Todo encanta a la vista. Sus soberbias iglesias, sus procesiones imponentes, sus altares de oro, sus relicarios de joyas, sus pinturas escogidas y sus exquisitas esculturas, todo apela al amor de la belleza. Al oído también se le cautiva. Su música no tiene igual. Los graves acordes del órgano poderoso, unidos a la melodía de numerosas voces que resuenan y repercuten por entre las elevadas naves y columnas de sus grandes catedrales, no pueden dejar de producir en los espíritus impresiones de respeto y reverencia.

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